El camino del corazón

29 Oct , 2019

Conocí los 5 ritmos cuando vivía en Londres, y desde entonces, después de mucho buscar, por fin encontré un lugar en Madrid donde practicarlo. Se supone que es un baile, pero en realidad es todo menos un baile, es un viaje, es una meditación en movimiento…¡es la leche! 

Durante el curso pasado me apunté a un curso llamado Elements en los que fuimos transitando por los 5 ritmos y sus cinco elementos asociados: tierra, fuego, agua, aire y por último el elemento que une a todo, imperceptible a simple vista, el éter. Este es el vacío, pero es ese vacío necesario que deja espacio para que entre todo aquello que debe entrar a nutrirnos. Sin espacio no hay cabida para nada más, para nada nuevo.

En el primer encuentro nos adentramos en el primer ritmo, Fluido, en una tierra fangosa, donde movimos y desincrustamos mierda. Tras el segundo ritmo, Stacatto, con su fuego, sus ángulos y formas, me sumergí en el tercero, el Caos, donde coincidía que me encontraba en ese mes de febrero tras recibir la noticia de la esclerosis. El Caos te sumerge en el agua, que arrastra todo lo que se encuentra, y te obliga a fluir y abandonar el control. Aquí aprendí que si atraviesas la tormenta con los pies bien anclados a tierra es más fácil llegar al otro lado. Y así llegué al cuarto ritmo, asociado al aire, que es el Lírico. Es como cuando pasa la tormenta y llega la calma. En mi caso durante el mes de marzo es cuando empecé a aceptar la situación. La aceptación libera y aporta ligereza.

En el último día del ciclo, el del ritmo de Quietud, asociado al éter, conecté profundamente con el mensaje de dejarme guiar más por el corazón en vez de tantísimo por la mente. Sentí conexión, energía en mi cuerpo, en mis manos, visualicé como iba transitando mi camino, mi vida, donde aunque a veces siento frío y miedo y tengo que pararme a coger fuerzas o a pedir ayuda, no estoy sola.

Aunque creas que no puedes, o que no debes, o lo que sea, no lo creas, deja la mente a un lado. Párate a sentir con el corazón, que es más sabio, que ya lo sabe todo, y con esto no hablo de decisiones románticas, hablo de conexión con uno mismo, de silencio y de dejar espacio para encontrar los momentos, las personas o las decisiones oportunas…

La quietud muchas veces da miedo porque despierta la sensación de soledad, y eso a veces genera tristeza…¡pero es que la pobre “quietud” no ha sido nunca muy popular!. Pues es precisamente desde ella desde donde van a surgir esos momentos “ajá” que decimos en Coaching, que es cuando encuentras la respuesta o la decisión que estabas buscando. La quietud y el silencio es como la vuelta a casa, porque nadie sabe mejor que tú lo que te conviene.

A veces es incómodo, terrorífico, aburrido, tenso, incomprensible…pero si te mantienes ahí, en quietud, te dejas estar y confías, según dicen los grandes iluminados, es donde ocurre la magia.

 

Por si alguien quiere probar 5 ritmos, os dejo el contacto de mis profes – Irene y Janis 

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